La Niña de Sierra Nevada (Polyommatus golgus) es uno de los licénidos más valiosos y característicos de este macizo montañoso (foto: F. Javier Olivares).
LA VARIEDAD DE AMBIENTES FAVORECE LA DIVERSIDAD DE ESPECIES
Miércoles 22 de octubre de 2014
Al igual que una buena novela, esta historia reúne los principales ingredientes para atrapar
la atención, no sólo del lector, sino también del caminante que se deje llevar por Sierra Nevada.
Las protagonistas son las mariposas diurnas y el escenario los valles glaciares, lagunas, bosques, laderas y escarpados barrancos de esta gran montaña del sur de Europa. La trama se va desarrollando durante cientos de miles de años, con acontecimientos y fascinantes devenires que han propiciado la configuración de una de las más preciadas joyas de la biodiversidad mediterránea.
por José Miguel Barea-Azcón, Francisco Javier
Olivares, Francisco Javier Pérez, José Alberto
Tinaut e Ignacio Luis Henares
Las mariposas diurnas son un grupo de insectos especialmente atractivo. Desde el punto de vista científico, pueden considerarse organismos modelo en ecología, tanto por la corta duración de sus generaciones como por la extremadamente fina percepción que tienen de su entorno. Pero, sobre todo, porque son el grupo de insectos mejor conocido y eso permite emprender estudios con cierta profundidad sobre las comunidades biológicas de las que forman parte (1). En efecto, las mariposas diurnas han aportado pruebas de enorme valor sobre fenómenos que amenazan la viabilidad de los ecosistemas planetarios, como los efectos del cambio climático (2, 3), la agricultura intensiva (4), los cambios en el uso del suelo (5) o la irrupción de especies invasoras (6).
Las mariposas son, en definitiva, útiles indicadores biológicos que nos envían rápidamente una señal en cuanto algo marcha mal. Primero las especies más sensibles y paulatinamente el resto de la comunidad, que responde empobreciéndose. Esto es válido ante el cambio climático en nuestras cumbres más remotas y salvajes, pero también como reacción a las malas prácticas agrícolas y a un sinfín más de factores que incumben a la práctica totalidad de los ambientes terrestres y al impacto de las actividades humanas sobre ellos.
El escenario
Sierra Nevada goza de las más destacadas figuras de protección que puede ostentar un territorio en nuestro país. Desde 1986 forma parte del reservado grupo de enclaves protegidos por la figura de Reserva de la Biosfera. En 1989 fue declarada Parque Natural y una década más tarde las 85.883 hectáreas del corazón de este espacio protegido se declararon Parque Nacional. La cordillera de Sierra Nevada abarca una superficie de 300.000 hectáreas y en sus casi 100 kilómetros de longitud se concentran 20 cumbres de más de 3.000 metros de altitud. Entre ellas se encuentra el pico Mulhacén, que con sus 3.482 metros es la cota más elevada de la península Ibérica.
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