Gracias a la colaboración entre autoridades y conservacionistas
Miércoles 22 de octubre de 2014
El turismo de observación de cetáceos está al alza a lo largo y ancho del planeta.
Al sur de Kenia, las comunidades próximas al Área Marina Protegida de Kisite-Mpunguti se benefician de esta actividad, cuyo impacto en las poblaciones de delfines es objeto de seguimiento conjunto entre autoridades y conservacionistas.
por Sergio Rejado y Sergi Pérez
En el extremo sur de la costa keniata, cerca de la frontera con Tanzania, se encuentra el Área Marina Protegida (AMP) de Kisite-Mpunguti. Este tramo de aguas litorales y poco profundas lo forman el mayor parque marino (Kisite) del país, con 28 kilómetros cuadrados, y su menor reserva marina (Mpunguti), con 11 kilómetros cuadrados. La gestión recae en el Kenya Wildlife Service, organismo gubernamental responsable de la gestión de los parques nacionales.
La AMP, por albergar algunos de los mejores arrecifes de coral de Kenia, ofrece un excelente buceo. También contiene importantes áreas de alimentación durante todo el año para los delfines mulares del Indo-Pacífico (Tursiops aduncus), entre otras especies de cetáceos, por lo que es un destino frecuentado para el whale-watching.
La biodiversidad de Kisite-Mpunguti ha atraído al turismo a la zona y la afluencia de visitantes se ha multiplicado durante los últimos años, hasta el punto de que los ingresos superan a muchos de los parques y reservas terrestres del país.
Pero también se ha hecho necesaria una gestión adecuada del turismo que asegure la continuidad de estos recursos, así como de los beneficios que conllevan para las comunidades locales. Por este motivo, una entidad, Global Vision Internacional (GVI), colabora con el Kenya Wildlife Service monitoreando las poblaciones de mamíferos marinos de la zona.
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