OBSERVACIONES SOBRE UNA POBLACIÓN ASENTADA EN UN VALLE LEONÉS
Miércoles 22 de octubre de 2014
Recogemos aquí los resultados de veinte años de anotaciones sobre la ardilla roja en el valle medio del Torío, un río que nace en el puerto de Piedrafita y desemboca en el Bernesga cerca de la ciudad de León. Al ser escasos los pinares, las ardillas utilizan una intrincada red de setos donde aún perduran los restos del bosque caducifolio que antaño cubría la zona.
Unos terrenos transformados secularmente en un mosaico
de prados para apacentar al ganado.
por Ángel Hernández
Con unos 300 gramos de peso y hábitos principalmente diurnos, la ardilla roja (Sciurus vulgaris) es inconfundible por su pelaje entre cobrizo y negruzco en el dorso y blanco en el vientre. A estos rasgos hay que unir una larga y muy tupida cola, así como los penachos de pelo que adornan sus orejas en invierno. A lo largo de su amplio rango de distribución en Eurasia, la ardilla ocupa todo tipo de formaciones forestales capaces de surtir de semillas y frutos energéticos, tipo piñón o nuez, mientras que usa los setos como corredores entre hábitats favorables y no como emplazamientos permanentes (1-3).
En la península Ibérica, encontramos a las ardillas rojas principalmente en bosques de coníferas, sobre todo en pinares, aunque en el norte pueden aprovechar también los bosques de planifolios, sobre todo hayedos y robledales, además de castañares y nogaledas (4-6). Sin embargo, en el valle leonés del río Torío residen regularmente en su densa y extensa red de setos, formados por una alta diversidad de árboles y arbustos en su mayoría caducifolios. Ya se conocían ciertos aspectos sobre la historia natural de esta peculiar población de ardillas (7, 8), en concreto el emplazamiento de los nidos (árboles elegidos, ubicación) y sus características (tamaño, materiales de construcción). También disponíamos de algunas observaciones anecdóticas, como el hallazgo de un lución (Anguis fragilis) en el interior de un nido de ardilla caído al suelo (9).
Trataremos aquí otras facetas de la ecología de las ardillas rojas en los setos del Torío, como las variaciones estacionales en la selección del microhábitat y sus hábitos alimenticios. También discutiremos los posibles motivos de los cambios temporales que se registran en la tasa de avistamientos y ofreceremos algunos datos sobre morfología y comportamiento general. Toda la información ofrecida procede de la observación directa de individuos entre los años 1986 y 2007, con mayor esfuerzo de muestreo durante el periodo 2001-2006, en un área de 78 hectáreas dominada por setos que delimitan prados y rodean alguna plantación de chopos de Canadá (Populus x canadensis), flanqueada a un lado por bosque de ribera y al otro por un bosque de roble melojo (Quercus pyrenaica) salpicado por pequeñas y muy dispersas plantaciones de pino albar (Pinus sylvestris).
Pie de foto: Ardilla en pelaje invernal, con sus prominentes pinceles en las orejas (foto: Schaef 71 / Shutterstock).
Noticias relacionadas