ESTUDIO DE UNA PEQUEÑA Y SINGULAR POBLACIÓN NIDIFICANTE EN ANDALUCÍA
Miércoles 22 de octubre de 2014
Aunque tendemos a relacionar al colirrojo real con latitudes más septentrionales, lo cierto es que hay bastantes poblaciones nidificantes en territorio español. La más meridional
se encuentra acantonada en los pinsapares de la Serranía de Ronda, unos bosques relictos de características idóneas para esta especie.
por Juan José Jiménez e Ignacio García
El colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) es un pequeño paseriforme de la familia de los Túrdidos que cría en Europa, el Magreb y Asia central, mientras que inverna en el Sahel, Arabia y, unos pocos también, en la cuenca del Mediterráneo. La población total europea se ha cifrado entre los 6’8 y los 16 millones de parejas, con sus principales efectivos situados en Rusia y Finlandia. La población reproductora española se estimaba hasta hace poco entre las 10.000 y las 20.000 parejas, lo que representa el 0’2-0’5% de la europea (1). Sin embargo, cálculos más recientes han arrojado para nuestro país una media de 200.000 aves (2), lo cual, si se confirmase, supondría un drástico cambio con respecto a la situación anterior.
La distribución del colirrojo real en España resulta ser muy fragmentada. Falta tanto en Baleares como en Canarias y el núcleo principal se ha situado tradicionalmente en la vertiente cantábrica de Castilla-León y la provincia de Álava, así como en el oriente asturiano y la parte septentrional del sistema Ibérico, entre Burgos, La Rioja y Soria (3). Pero datos recientes apuntan a un panorama bien diferente: Andalucía albergaría el 45% de la población, con unas 84.000 aves, mientras que Castilla y León quedaría en segundo lugar con algo más del 22%, unas 42.000 aves (2). En Andalucía hay al menos tres núcleos estables de población: uno en las sierras de Cazorla y Segura (Jaén); otro en Sierra Morena, entre Huelva y Badajoz; y el tercero en la sierra de Las Nieves (Málaga). Además, se ha citado su presencia puntual, y a veces probablemente sólo esporádica, en la sierra de Líbar (Benaoján, Málaga) (4), la Sierra Morena cordobesa –en torno al parque periurbano de Los Villares (5)– y en otros puntos aislados de las provincias de Huelva, Sevilla, Jaén (Sierra Quintana) (6) y Granada (Sierra Nevada, Capileira) (7).
De hecho, las mayores densidades se han citado en bosques de pino salgareño (Pinus nigra subsp. salzmannii) de Cazorla, con 2 aves cada 10 hectáreas, y en encinares de Huelva, con 1’8 aves cada 10 hectáreas (8), apareciendo también en otras muchas formaciones arbóreas, por lo que sería indiferente al tipo de arbolado. No obstante, datos más recientes otorgan las densidades máximas a su área de ocupación en el norte de España, con 0’56 aves cada 10 hectáreas en pastizales arbolados cantábricos, y con 0’25 aves cada 10 hectáreas en hayedos pirenaicos (2). En definitiva, el colirrojo real es un ave forestal que requiere bosques maduros con abundantes huecos para anidar, poco densos y salpicados de claros, aunque también puede criar en campiñas, prados, huertas y asentamientos humanos (8, 9).
Así pues, la pérdida de bosques maduros y árboles viejos, tanto en España como en Europa, es una de las causas fundamentales que afectan a sus poblaciones (3, 8). La mayor parte de nuestros bosques son deficitarios en ejemplares con troncos superiores a los 30 centímetros de diámetro, que son precisamente los que proporcionan la mayoría de las oquedades necesarias para criar (10). Por este motivo, el estado de conservación del colirrojo real es actualmente desfavorable en Europa, donde padece un declive prolongado de sus poblaciones (1). En España, según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), está clasificado como “Vulnerable” (3), al igual que en Andalucía (11), y precisamente en esta categoría aparece recogido en los catálogos español y andaluz de especies amenazadas.
PIE DE FOTO: Macho adulto de colirrojo real en la sierra de Las Nieves (foto: Juan Luis
Muñoz).
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