Miércoles 22 de octubre de 2014
Las numerosas adaptaciones del cardo corredor al calor y la sequía le permiten retrasar su ciclo biológico. Mientras otras muchas hierbas se encuentran sumidas en el letargo veraniego, este avispado cardo comienza a florecer.
J. Ramón Gómez
ramongomez@herbanova.es
POR ESTAS FECHAS VERANIEGAS, casi desde primeras horas de la mañana, el calor aprieta lo suyo en la mayor parte del país. Lejanas ya las lluvias primaverales, el terreno se ha ido resecando lentamente. Las plantas han empezado a agostarse, lo que ha provocado un progresivo cambio cromático en el paisaje. Los verdes primaverales se han transformado en ocres, color predominante en el paisaje mediterráneo durante el severo estío de estas latitudes. Son escasos los animales que se atreven a salir de sus escondrijos cuando el sol se encuentra en el cenit, quizá tan solo la intrépida cigarra insiste en su sonata veraniega desde lo más profundo de alguna encina. Pero hay varias plantas que nos sorprenden en este caldeado ambiente con su inusitada actividad. Entre ellas se encuentra el cardo corredor (Eryngium campestre), que sobrevive sin problema alguno al calorazo del verano y a la sequía extrema.
Este cardo crece en praderas secas, lindes de campos y terrenos degradados, siempre en terrenos soleados y algo nitrificados. Parece tener cierta preferencia a los suelos calizos y arcillosos, aunque tampoco descarta los silíceos. Al estar tan adaptado al calor y a la sequedad del terreno, raramente supera los 1.600 metros de altitud. No es una especie exclusiva de la península Ibérica, sino que se distribuye por la mayor parte de la región mediterránea, desde Marruecos hasta el suroeste de Asia y Europa central. En España podemos encontrarlo en la mayoría de las regiones. No obstante, gracias a la intervención del hombre, hoy en día ha llegado a regiones tan apartadas de su área de distribución natural como Norteamérica y Australia (1).
Pie de foto: Las discretas inflorescencias del cardo corredor (Eryngium campestre), rodeadas de brácteas y hojas punzantes, aparecen durante los meses más calurosos del año.