Miércoles 22 de octubre de 2014
por J. Ramón Gómez
La pamplina ha desarrollado importantes adaptaciones que le permiten estar presente en nuestros campos durante la mayor parte del año. Una de las claves es, por ejemplo, su enorme capacidad para producir semillas en cualquier estación.
Cuando queremos referirnos a cosas de poco valor solemos apoyarnos en el nombre de tres hierbas muy abundantes y cercanas, el cenizo (Chenopodium album), el bledo (Amaranthus retroflexus) y la pamplina (Stellaria media), lo que propala un infundio sobre la escaso aprovechamiento de estas plantas. Ya en el siglo XVIII, el Diccionario de Autoridades definía una de las acepciones de la palabra “pamplina” como “cualquier cosa de poca entidad, fundamento o utilidad” (1). Un significado que se ha mantenido intacto hasta nuestros días, casi trescientos años después, como puede verse en la última edición del diccionario de la Real Academia. Y es que, muy probablemente, la presencia de pamplinas en cualquier estación del año, la alta capacidad colonizadora de esta especie y su crecimiento masivo en huertas y jardines le ha granjeado cierta animadversión entre hortelanos y jardineros.
Pero estos prejuicios no deben llevarnos a engaño, aún con tan alto respaldo, pues la pamplina depara abundantes utilidades tanto en granjas como en boticas y cocinas.
Flores pequeñitas pero muy funcionales
La pamplina o álsine, como también es conocida en algunas regiones españolas, se encuentra extendida por toda la península Ibérica. Aunque originaria de la cuenca mediterránea, se ha hecho actualmente muy común en buena parte del mundo. Tanto es así que en Europa y Norteamérica se considera una planta invasora de jardines, tierras de labor y prados. Además, su rango de distribución alcanza desde el nivel del mar hasta los 2.500 metros de altura. Si puede, tiende a crecer abundantemente, sobre todo en lugares húmedos y sombríos, tierras removidas o al abrigo de muros y viviendas. En ocasiones puede resultar difícil de controlar debido a su rápida y masiva germinación.
El nombre genérico Stellaria procede del latín y alude a la forma estrellada de sus minúsculas flores, presentes todo el año (2). En cuanto al lenguaje coloquial, un buen indicio de la popularidad de esta planta son los abundantes nombres vulgares que recibe; a los ya citados habría que añadir “oreja de ratón”, “mariquita de invierno”, “coruja”, “gargantilla” o “hierba de los rincones” (3).
La pamplina es una planta anual que puede llegar a medir hasta 60 centímetros de altura, aunque por lo general es mucho menor. Las hojas son opuestas y tienen forma ovada, terminada en punta. Las inferiores son pecioladas, mientras que las superiores son sésiles, es decir, sin rabito o peciolo.
Pie de Foto
Alfombra de pamplinas (Stellaria media) con sus diminutas flores blancas. Esta planta es capaz de aprovechar cualquier época favorable del año para florecer y producir un aluvión de semillas.
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