UN REPASO A LA ICTIOFAUNA QUE HABITA ENTRE LOS 200 Y LOS 4.000 METROS DE PROFUNDIDAD
Miércoles 22 de octubre de 2014
Debido a su reciente historia geológica, el Mediterráneo alberga una fauna de profundidad menos diversa que otros mares del mundo. No faltan, sin embargo, formas tan fascinantes como los peces dragón o los peces linterna e incluye un gran depredador, Alepisaurus ferox, que puede alcanzar los dos metros de longitud.
Texto: José Carlos Báez, Miguel Ángel Puerto y Salvador García.
Fotos: autores y Colección de Fauna Marina del Centro Oceanográfico de Málaga (CFM-IEOMA).
Las aguas profundas, aquellas que se encuentran por debajo de los 200 metros, son el mayor espacio disponible para la vida en nuestro planeta: el 70% de su superficie está cubierta por los océanos y al menos el 95% de ese volumen corresponde a dichas aguas profundas (1). Además, hay que diferenciar entre la columna de agua y la zona más cercana al lecho marino. En general, la diversidad de especies, y también su abundancia, disminuye con respecto a la profundidad (2). Pero, a la misma profundidad, tanto la diversidad como la abundancia son mayores cerca del lecho marino que en la columna de agua (1).
A su vez, la columna de agua se divide en varias zonas: pelágica (desde la superficie hasta los 200 metros de profundidad) mesopelágica (entre 200 y 1.000 metros), batipelágica (entre 1.000 y 4.000 metros) y abisal (a partir de 4.000 metros). Los medios mesopelágico y batipelágico son muy homogéneos y comparten características como la falta de luz, las bajas temperaturas y la ausencia de producción primaria. En tales condiciones, los peces son los organismos predominantes (1).
Un pionero de la investigación marina, el inglés Edward Forbes (1815-1854), especuló en 1844 con la idea de que probablemente no existiría vida animal más allá de los 500 metros de profundidad (3). Sin embargo, las primeras exploraciones oceanográficas de finales del XIX demostraron lo contrario. Desde entonces y hasta comienzos del siglo XX se fue constatando la existencia de una profusa diversidad de peces en las aguas profundas. No obstante, el paleontólogo Arthur Smith Woodward (1864-1944), en la misma línea visionaria de Forbes, consideró en 1898 que eran “formas de vida pasadas de moda que no podían competir más tiempo con las formas vigorosas de las razas de animales de la plataforma continental” (4). De hecho, hubo que esperar a mediados del siglo XX para que los peces de aguas profundas se consideraran fruto de procesos de evolución adaptativa al medio.
Pie de foto: Primer plano de Himantolophus groenlandicus, especie con contados registros en el Atlántico norte y el estrecho de Gibraltar.
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