Mirlo común con un fruto de acebo en el pico. El mirlo es una especie ampliamente distribuida por los melojares de la sierra de Guadarrama que busca alimento en el suelo, aunque también aprovecha los frutos del estrato arbustivo (foto: Carlos Palacín Moya).
ESTUDIADAS LAS ESTRATEGIAS DE MÁS DE VEINTE ESPECIES DE AVES FORESTALES
Miércoles 22 de octubre de 2014
Las inclemencias invernales suponen un reto difícil de superar para las aves de los melojares montanos de la sierra de Guadarrama. Para aumentar sus probabilidades de supervivencia, estos organismos rastrean el mosaico de condiciones ambientales en busca de las áreas forestales con temperaturas nocturnas más suaves, mejor insoladas y mayor disponibilidad de alimento. Sin embargo, aunque unos pocos grados centígrados pueden marcar la diferencia en su día a día, descubrimos que fueron capaces de superar una de las olas de frío más extremas de los últimos tiempos.
por Sara Villén-Pérez, Luis M. Carrascal y Javier Seoane
El invierno es, sin duda, la estación más restrictiva para las aves residentes en la península Ibérica (1), sobre todo en las zonas montañosas de clima continental frío, como la sierra de Guadarrama, situada entre las provincias de Madrid y Segovia. Durante estos meses las aves tienen que afrontar impredecibles temporales de frío y nieve, así como unas temperaturas ambientales muy por debajo de su propia temperatura corporal (2). Tales condiciones son especialmente drásticas para un ave de pequeño tamaño, cuya alta relación entre superficie y volumen facilita la disipación de calor hacia el entorno. Para contrarrestar la pérdida de calor y mantener una temperatura corporal constante, las aves invernantes cuentan con un metabolismo muy intenso que, sin embargo, puede llegar a mermar sus reservas energéticas. Al final, su supervivencia dependerá de conseguir la cantidad suficiente de alimento para reponer las reservas día a día (3). Un reto nada fácil de superar cuando la disponibilidad de alimento es mucho menor que en otras épocas del año y el tiempo para localizarlo se reduce a nueve horas diurnas. La situación se vuelve aún más crítica cuando también deben mantenerse alerta para evitar convertirse en presa de los depredadores (Cuadro 1).
En una serie de trabajos recientes hemos investigado el comportamiento y las estrategias de las aves invernantes en los melojares de la sierra de Guadarrama para reducir su gasto en termorregulación y compensar estas adversidades. Es decir, hemos tratado de entender cómo los pequeños pájaros forestales son capaces de identificar las áreas con temperaturas más altas, mayor radiación solar y menos incidencia del viento, que serían seleccionadas para beneficiarse de unas condiciones invernales relativamente benignas. Todo esto teniendo en cuenta, además, la disponibilidad de alimento y las variaciones en la estructura de la vegetación.
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