Técnicos del centro Vulpro, cercano a Petroria (Sudáfrica), sueltan varios buitres del Cabo una vez recuperados (foto: Kerri Wolter / VulPro).
Buitre del Cabo y quebrantahuesos meridional, los más vulnerables
Miércoles 22 de octubre de 2014
Los buitres sudafricanos, en especial el buitre del Cabo y el quebrantahuesos meridional, con unas tres mil y algo más de un centenar de parejas respectivamente, precisan medidas de conservación urgentes. Veneno, tendidos eléctricos o la magia tradicional son amenazas constantes, a las que se unen ahora los parques eólicos.
Por Álvaro Camiña
La conservación de los buitres en el sur de África pasa por momentos críticos después de envenenamientos masivos de más de medio millar de aves cada uno en 2013, utilizando cadáveres de elefante como reclamo, por ejemplo el ocurrido el pasado septiembre en el interior del Parque Nacional de Bwabwata (Namibia).
Con el veneno los cazadores furtivos buscan la matanza masiva de los buitres que acuden a comer los restos de sus cacerías, para evitar así ser descubiertos por el efecto llamada de esas aves carroñeras. Otras veces los buitres son perseguidos para utilizar partes de sus cuerpos, como cabezas o garras, con supuestos fines terapéuticos en la medicina tradicional.
De las siete especies de buitres que viven en Sudáfrica, el buitre del Cabo (Gyps coprotheres) y el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus meridionalis) son las que corren mayor peligro. Sus poblaciones nidificantes no aumentan, todo lo contrario, y se sitúan en unas tres mil y algo más de un centenar de parejas, respectivamente.
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