Grupo de nacras (Pinna nobilis) sobre un fondo blando del Mar Menor (Murcia), sin cobertura vegetal (foto: F. Javier Murcia).
Miércoles 22 de octubre de 2014
La laguna costera del Mar Menor alberga una de las poblaciones de nacra (Pinna nobilis) más exuberantes de todo el Mediterráneo. Se encuentra, además, en un estado óptimo de conservación y los ejemplares parecen distribuirse de forma contagiosa. Hay que tener en cuenta que este bivalvo busca lugares protegidos para vivir y el Mar Menor es idóneo debido a su escaso hidrodinamismo. No podría resistir, por ejemplo, las turbulencias de una costa con fuerte oleaje. Por otra parte, la nacra necesita una sujeción muy eficiente al sustrato, algo que también consigue aquí gracias a la cantidad de conchas vacías y rizoides del alga Caulerpa prolifera. Aparte de las poblaciones del Mar Menor, en España hay otros enclaves con las mismas características y similares densidades de Pinna nobilis, como la bahía de Fornells (Menorca) y el Estany del Peix (Formentera). No obstante, se trata de una especie relativamente nueva en esta laguna del litoral murciano, ya que no hay citas anteriores en los diversos estudios que se han acometido desde el siglo pasado.
Una plaga para los pescadores
La nacra es frecuente en toda la laguna, pero hay zonas donde la población se triplica y pueden contarse más de veinte ejemplares en unos pocos metros cuadrados. Algo insólito en esta especie, sobre todo si tenemos en cuenta que el Mar Menor carece de praderas de posidonia (Posidonia oceanica), que es su hábitat predilecto. Bien es cierto que suele aparecer en las zonas poco frecuentadas por los bañistas y donde la presión pesquera es escasa. Aunque coincide con las praderas de otras fanerógamas marinas, como Cymodocea nodosa y Zostera noltii, puede colonizar fondos blandos sin ningún tipo de vegetación. Otro rasgo destacable de esta población es que cuenta con ejemplares tanto jóvenes como adultos. De hecho, he encontrado juveniles de pocos centímetros en aguas muy someras, lo cual viene a verificar una vez más la altísima importancia del Mar Menor. El peligro más inminente al que se enfrenta este enorme molusco son las redes de pesca, que pueden arrancarlo del fondo cuando se quedan enganchadas. Para los pescadores son una molestia y suelen quejarse de que las nacras “son una verdadera plaga que destroza nuestras redes.” Aun así, he podido comprobar que las nacras arrancadas pueden sobrevivir acostadas en el fondo sobre una de sus valvas.
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