Dos machos de avutarda en vuelo en la ZEPA Campiñas de Sevilla, una de las cuatro zonas de actuación del LIFE “Esteparias Andalucía” (foto: Juan Manuel Delgado).
LOS AGRICULTORES LOCALES, ELEMENTO CLAVE DEL PROYECTO
Miércoles 22 de octubre de 2014
Las aves esteparias son uno de los tesoros naturales más desconocidos de Andalucía. Conservarlas conlleva además gestionar ambientes tan humanizados como las zonas agrícolas, tal y como se está haciendo en las estepas cerealistas de cuatro ZEPA de esta comunidad autónoma. LIFE “Esteparias Andalucía” trabaja en beneficio de especies como la avutarda, el sisón común y el cernícalo primilla, a través de la colaboración con los agricultores locales, elemento clave de este proyecto.
Por Equipo LIFE “Esteparias Andalucía”
En febrero de 2010 inició su andadura el Proyecto Life+ “Conservación y gestión en las zonas de especial protección para las aves esteparias de Andalucía” (Cuadro 1). Quedaban cuatro años por delante para llevar a la práctica un ambicioso conjunto de actuaciones en el hábitat agrario, ideadas para contar con la participación de los agricultores locales. En efecto, el planteamiento original se ha sustentado sobre la necesidad de contribuir a diversificar los cultivos en zonas interesantes para las aves, en particular en cuatro zonas ZEPA andaluzas (Cuadro 2, en la página siguiente).
Las ZEPA de Alto Guadiato (Córdoba) y Campiñas de Sevilla son las únicas declaradas como tales exclusivamente por su interés para la conservación de las aves esteparias. Las otras dos, Laguna de Fuente de Piedra y Lagunas de Campillos, ambas al norte de la provincia de Málaga, son humedales de reconocida importancia internacional, pero también albergan en su zona periférica de protección varias especies esteparias.
En todos los casos se trata de espacios dominados por el cultivo del cereal (estepa cerealista), aunque con claras particularidades paisajísticas que los diferencian. En Alto Guadiato las llanuras esteparias se enclavan en plena Sierra Morena, en las que las dehesas marcan la impronta del territorio y los conjuntos serranos confieren personalidad al espacio, diversificándolo. Por su parte, la peculiar configuración de las campiñas andaluzas marca el carácter propio de las tres ZEPA restantes, donde el secular aprovechamiento agrario de los fértiles suelos apenas ha permitido la supervivencia de elementos propios del ecosistema mediterráneo.
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