Las llamativas flores de la zadorija (Hypecoum imberbe) tienen un irresistible atractivo para los insectos polinizadores.
Martes 31 de marzo de 2015
Las precoces y grandes flores doradas de la zadorija nos indican la llegada del buen tiempo. Como es planta que necesita ser fertilizada cuanto antes, ha desarrollado ciertas estrategias que le otorgan ventaja frente a sus competidoras.
Por J. Ramón Gómez
Las hierbas parecen despertar al unísono en estos primeros días de primavera. Casi sin darnos cuenta el campo se llena de un inesperado manto florido de los más diversos colores. Una imagen realmente hermosa, pero… No es oro todo lo que reluce. Detrás de esa aparente calma se esconde un mundo complejo de adaptaciones y estrategias competitivas en pos de la supervivencia. Después de meses de discreción, los objetivos han cambiado: ahora es necesario llamar la atención, hacerse notar, ser las primeras en florecer y persuadir a los hambrientos insectos que retoman también su frenética actividad.
Cuanto antes sean polinizadas las flores, antes asegurarán la perpetuidad de su especie. Si las condiciones son favorables, volverán a germinar durante este año e incluso a completar el ciclo unas cuantas veces más. Pero para eso hace falta ser rápido. Algunas hierbas han hecho un poco de trampa y han salido antes de tiempo, lo que les otorga cierta ventaja. Forman sus flores justo en cuanto la benignidad del tiempo se lo permite, mientras la mayoría de sus competidoras todavía han de ganar algo de altura. Una buena estrategia, aunque arriesgada: si los fríos regresan, los daños pueden ser irreparables. Pero, si todo sale bien, será un gran éxito.