Bando mixto de gorriones chillones y comunes en la orilla de una charca (foto: Domingo Rivera).
Ornamentos, armamentos y guerra de sexos
Por Vicente García-Navas, Amanda García del Rincón y Marcos León
Sábado 30 de mayo de 2015
Un plumaje poco vistoso de color pardo en el que resalta una llamativa mancha de color amarillo, no siempre visible, en la garganta. Esta es la discreta apariencia del gorrión chillón, una especie con un comportamiento reproductor ciertamente peculiar, planteado como un verdadero conflicto entre sexos.
Un monótono, estridente y lastimero chillido nos advierte de su presencia. Precisamente a esta característica alude su nombre vulgar: gorrión chillón. El nombre científico, Petronia petronia, nos indica que no pertenece al género Passer, como la mayoría de los gorriones, sino que se encuadra en el género Petronia, que incluye cinco especies de origen africano y del cual es el único representante en Europa. De las cinco especies de gorriones que podemos encontrar en la península Ibérica, el chillón probablemente sea el peor conocido o, tal vez, el menos estudiado. Posiblemente haya contribuido a ello su escasa vinculación con el ser humano, si lo comparamos con el gorrión común (Passer domesticus) y el gorrión molinero (P. montanus), así como su comportamiento esquivo. En efecto, se trata de una especie fácil de escuchar, pero, a su vez, difícil de ver. El principal motivo de este trabajo es compensar la escasez de conocimientos acerca de la ecología del gorrión chillón y, en particular, la ausencia de estudios en nuestro país sobre esta especie. Un objetivo más que justificado dada la conducta y los curiosos atributos de tan peculiar gorrión.
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