Una hembra adulta de lince ibérico, con un collar emisor, en el momento de acceder a un cercado de alimentación suplementaria del Parque Natural Sierra de Andújar (Jaén), en el año 2010 (foto: Jesús Rodríguez Osorio).
Sábado 30 de mayo de 2015
Tras la difusión de los resultados del censo de lince ibérico de 2014, dos investigadores independientes valoran estos datos y lo que concluyen es de lo más preocupante: la actual epidemia del conejo, unida a lo que consideran como un manejo inadecuado de este lagomorfo, está hipotecando la recuperación de la población lincera en sus mejores y más históricos bastiones.
Por José María Gil y Emilio Virgós
Basándose en el informe hecho público el pasado abril con los resultados del censo de los núcleos andaluces de lince ibérico del año 2014, la Junta de Andalucía esgrime que se ha consolidado esta población, por encima de trescientos ejemplares, entre ellos casi un centenar de hembras territoriales, al tiempo que ha aumentado el número de cachorros en libertad (de 57 en 2013 a 71 en 2014). Estas cifras incluyen tanto los núcleos tradicionales de Andújar-Cardeña y Doñana como las nuevas zonas de reintroducción de Guarrizas (Jaén) y Gualdalmellato (Córdoba).
En nuestra opinión, en cambio, del análisis de los datos difundidos se ha puesto definitivamente de manifiesto la grave crisis a la que se está enfrentando en la actualidad el lince ibérico. Las poblaciones de conejo de Andújar-Cardeña y Doñana se han desplomado hasta unos niveles catastróficos: según los mapas ofrecidos por el citado documento, la superficie adecuada para los linces se habría reducido a nueve y catorce territorios respectivamente. Este cálculo toma como base aquellas cuadrículas de 2’5 kilómetros de lado con más de diez letrinas de conejo por kilómetro, el umbral estimado como necesario para que puedan establecerse territorios de cría de lince ibérico.
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