Las modernas técnicas agrícolas aplicadas al cereal en régimen de secano han alterado el hábitat del sisón y otras aves esteparias en la depresión del Ebro catalana. La intensificación de los cultivos y la simplificación del paisaje se reflejan en una merma de la población y un pobre éxito reproductor. Pero, tras varios años de estudio, estamos en condiciones de proponer una serie de medidas que podrían revertir esta tendencia.
Por Santi Mañosa, Gerard Bota, Joan Estrada y Francesc Cuscó
El sisón común (Tetrax tetrax) es una de las dos especies de la familia Otididae presentes en el continente europeo. La otra es la avutarda (Otis tarda). Actualmente el sisón se encuentra restringido a las estepas y planicies cerealistas de Francia, Italia (fundamentalmente Cerdeña), la península Ibérica, Ucrania y el sur de Rusia (1). Las estimas realizadas hasta la fecha indican que las principales poblaciones reproductoras se encuentran en la península Ibérica (España y Portugal), donde se concentraría entre el 50 y el 70% de los efectivos mundiales (2). En nuestro país, el sisón ocupa mayoritariamente hábitats agrarios abiertos dominados por cultivos cerealistas de secano o pastizales extensivos. Los machos defienden allí unos territorios más o menos agregados donde cortejan a las hembras, únicas responsables del cuidado posterior de huevos y pollos.
Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.