Desde el año 2003 un proyecto científico vinculado a un programa de voluntariado ha logrado foto-identificar a más de ochenta cachalotes en las islas Baleares. Sus resultados acreditan la importancia que tienen estas aguas como un enclave estratégico de primer orden para la población mediterránea de la especie.
Por Txema Brotons, Marga Cerdà y Elvira Álvarez
Primera hora de la mañana de un día de mediados del pasado agosto, a veinte millas al sur de la isla de Cabrera. El último cachalote estudiado en la campaña de 2015 del proyecto Balearic Sperm Whale (BSW) muestra su aleta caudal antes de iniciar una apnea, que durará unos 45 minutos, sumergiéndose a unos 1.200 metros.
Es el clúster número 97 de esta temporada para los científicos de la Asociación Tursiops y su equipo de voluntarios, que a unos escasos cuarenta metros han tomado muestras fotográficas del momento para identificar al ejemplar. El nombre de clúster se refiere a la observación de una “picada”, es decir, cuando la aleta caudal del cachalote se fotografía fuera del agua justo al inicio de una inmersión profunda.
Ahora, con el velero del proyecto BSW sobre la marca de agua dejada por el animal en la superficie del mar, el equipo espera en silencio para grabar los primeros clicks de ecolocalización de este coloso. Cliks que permitirán calcular el tamaño del animal. Entre tanto, sistemáticamente, se registra toda una serie de datos para complementar el estudio y su posterior análisis.
Autores: El biólogo Txema Brotons (txemabrotons@asociaciontursiops.org ) es fundador de la Asociación Tursiops. Trabajan para esta entidad Marga Cerdà y Elvira Álvarez, licenciadas en Ciencias del Mar y Biología respectivamente. Ambas se encargan de coordinar las campañas de avistamiento de cetáceos, con técnicas de localización y seguimiento acústico.
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