El pasado 8 de diciembre murió Douglas Tompkins en un accidente de kayak en el lago General Carrera, situado en la Patagonia chilena. Falleció a los 72 años haciendo lo que amaba, en la región que tanto ayudó a preservar. Su contribución a la biodiversidad es de tal magnitud y coherencia que representa un caso único de filántropo volcado en conservar hábitats y especies.
Por Ignacio Jiménez
La primera vez que supe del trabajo de Doug fue en enero de 2005. Yo estaba viajando con mi mujer por la Ruta Austral de Chile y acababa de bajar del ferry en Caleta Gonzalo, cuando me encontré con el Parque Pumalín: una de las áreas protegidas más bellas de Sudamérica, con 325.000 hectáreas cubiertas de selva valdiviana, fiordos, glaciares y cumbres nevadas.
Lo que más me llamó la atención de este lugar fue que esta área de acceso libre y gratuito, con instalaciones de uso público de primer nivel, era en realidad una reserva privada gestionada por una organización, The Conservation Land Trust (CLT), creada por un millonario norteamericano llamado Douglas Tompkins. Poco me imaginaba que ese descubrimiento iba cambiar mi vida para siempre.
Autor: El biólogo español Ignacio Jiménez Pérez (i_jimenez_perez@yahoo.es ) es director de conservación de The Conservation Land Trust en Argentina y coordina un ambicioso programa de reintroducción de fauna extinta en la Reserva Natural Iberá desde 2005.
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