Las laminarias son grandes algas marinas que forman bosques sumergidos de una gran importancia ecológica y económica. Sin embargo, estas macroalgas se encuentran amenazadas por diferentes factores relacionados con las actividades humanas. La creación de bancos de germoplasma, o de semillas, es fundamental tanto para asegurar su conservación como el futuro desarrollo de programas destinados a restaurar los bosques de algas.
Por César Peteiro y otros autores
Las laminarias son las algas marinas de mayor tamaño y, aparte de su relevancia ecológica en los ecosistemas costeros, son también un recurso natural de indudable valor debido a sus muchas utilidades industriales, en particular alimentarias y textiles (1). Sin embargo, las poblaciones de laminarias se encuentran amenazadas por diversos factores como la sobreexplotación comercial, la destrucción del hábitat y la contaminación marina (2, 3). Con un enfoque más amplio, también se ven afectadas por fenómenos asociados al cambio climático que, a lo largo la última década, han provocado una fuerte reducción de sus poblaciones y alteraciones significativas en su distribución (4-6).
En la reciente Evaluación del estado de conservación y categorización del grado de amenaza de macrófitos del Atlántico español, un documento impulsado por la Universidad Rey Juan Carlos y en el que han colaborado científicos de toda España, se ha propuesto la protección de las laminarias debido al grave peligro en el que se encuentran sus poblaciones.
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