Hasta ahora hemos dado por hecho que los abejarucos que crían en España pasan el invierno en el África subsahariana. Sin embargo, recientes análisis genéticos han demostrado que al menos una colonia instalada en Doñana probablemente provenga de la población que inverna en el extremo meridional del continente africano.
por Raúl Ramos y Joan Navarro
El abejaruco (Merops apiaster) es una de las aves más llamativas que nos visitan para criar en primavera y verano. De pequeño tamaño y unos 50-6 gramos de peso, es muy gregario y se establece en colonias organizadas en forma de clanes familiares. Se reproduce por toda Eurasia, desde la península Ibérica y el Magreb hasta las provincias más occidentales de China. También cuenta con una pequeña población nidificante en África meridional. Por lo que respecta a su distribución invernal, es poco lo que se sabe hasta la fecha, aparte de los dos grandes cuarteles de invierno que se le atribuyen: uno situado en África occidental, entre el Sahel y la costa guineana, y el otro en África meridional, a lo largo de la antigua Rodesia.
A partir de los escasos datos de recaptura de anillas y debido a la proximidad entre las áreas de cría e invernada, se sospecha que las poblaciones ibéricas de abejaruco podrían usar la región occidental subsahariana, mientras que las poblaciones asiáticas y de Europa oriental invernarían más al sur, en la región surafricana. Sin embargo, un reciente trabajo con geolocalizadores ha mostrado que un abejaruco nidificante en Europa central pasó el invierno en plena República del Congo (1), es decir, fuera del área de distribución invernal predicha para la especie (Cuadro 1).
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