Gracias al marcaje con radio-emisores de 180 machos de avutardas de la población ibérica se sabe que crece el número de ejemplares que no emprende la migración debido a la mortalidad por colisión en tendidos eléctricos. Que más del 20% de las avutardas migradoras estudiadas muriera por esta causa refleja lo grave del problema.
Por Carlos Palacín y otros autores
Los machos de avutarda común (Otis tarda) ostentan uno de los indudables récords de la naturaleza: con un peso que puede alcanzar hasta los 18 kilogramos se encuentran entre las aves más pesadas del planeta con capacidad para volar y para efectuar migraciones.
En particular, parte de los machos que habitan en la península Ibérica realizan una migración estival en búsqueda de ambientes más fríos: llegado el mes de junio, y una vez finalizado el cortejo, se dirigen a localidades situadas al norte y a mayor altitud, para escapar de las altas temperaturas estivales.
Sin embargo, los machos que emprenden estos desplazamientos tienen mayor riesgo de mortalidad que los sedentarios, ya que muchos de ellos mueren en sus desplazamientos por el choque contra los cables de las líneas eléctricas. Son los riesgos de viajar en un paisaje lleno de obstáculos artificiales, cada vez más frecuentes en ambientes en los que las infraestructuras no dejan de crecer.
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