Se ha confirmado que el veneno causó las recientes muertes de los dos quebrantahuesos reintroducidos en Andalucía con mejores expectativas actuales de reproducirse: el macho Huéscar y la hembra Zafra. El hallazgo de los restos de un tercer ejemplar reintroducido responde seguramente al mismo motivo.
Por Roberto López Garrido
La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía dio a conocer el pasado 23 de septiembre la muerte de un quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) como consecuencia de la ingesta de un cebo envenenado que contenía carbofurano.
Esta vez la triste noticia le toca a la provincia de Granada, más concretamente a la finca de La Tovilla, ubicada en la sierra de La Guillimona, una de las zonas donde el uso de veneno es conocido tanto por conservacionistas como por la Junta de Andalucía, agentes forestales y técnicos.
La víctima ha sido Huéscar, que lleva el mismo nombre del término municipal en el que apareció su cadáver. Se trata de un quebrantahuesos adulto –de seis años de edad– que fue liberado por el proyecto de reintroducción de la especie en Andalucía a finales de junio de 2010, en la Sierra de Castril (Granada).
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