Opinión

Caza de locos en Asturias

Miércoles 22 de octubre de 2014
La preponderancia actual de la caza, sin parangón en el pasado, condiciona aspectos de la gestión del medio natural ajenos a esta actividad recreativa. Tal y como se denuncia en Asturias, conlleva efectos indeseables como la
subordinación de espacios protegidos o vedados a los intereses cinegéticos, la muerte no autorizada de fauna silvestre e incluso la reducción de
garantías de seguridad pública.


Partamos de la base de que en Asturias es bastante complicado que la Consejería de Medio Ambiente facilite datos sobre el sector cinegético. No en vano, el año pasado, por una cuestión de caza, ha sido incluida por el Defensor del Pueblo entre los organismos que obstaculizan su labor. En la última temporada, no obstante, sabemos que se autorizaron más de nueve mil batidas en todo el territorio regional. Cuando hace apenas quince años aún era excepcional encontrarse con una partida de caza en el monte, hoy lo difícil es salir al campo sin toparse con una cuadrilla armada hasta los dientes. Empiezan las batidas a mediados de agosto, se prolongan hasta el último día de febrero y luego se sigue con los recechos y con la media veda.

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