La genética del cangrejo de río en España

Estudios recientes demuestran la variabilidad genética de nuestras poblaciones de cangrejo de río e incluso dudas fundadas sobre su correcta asignación a la especie
Austropotamobius pallipes. Unas novedades con
importantes consecuencias para su futuro, ya
bastante comprometido a causa de la introducción
de dos cangrejos procedentes de Norteamérica.

El único cangrejo de río presente en la península Ibérica antes de mediados del siglo pasado era el cangrejo de patas blancas (Austropotamobius pallipes), conocido coloquialmente como cangrejo autóctono. No obstante, durante la segunda mitad del siglo XX se produjeron varios intentos, tanto oficiales como particulares, de cultivar e introducir cangrejos exóticos en nuestras aguas. El más escaso y desconocido es el yabby (Cherax destructor), un cangrejo australiano que mantiene poblaciones muy locales en Navarra y Zaragoza; además, como es sensible a la afanomicosis, no representa un problema a largo plazo. Sin embargo, las dos especies más extendidas y problemáticas son el cangrejo rojo o de las marismas (Procambarus clarkii) y el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus).

El cangrejo rojo es originario del sureste de Estados Unidos y fue introducido en 1973. Hoy está presente en todas las provincias españolas, incluidas las islas Baleares y Canarias. Cuenta con densas poblaciones en casi todas las regiones, especialmente en el sur y en el centro peninsular, pero también está bien representado en algunas zonas de las cuencas del Ebro y del Duero. En cuanto al cangrejo señal, es oriundo de la vertiente pacífica de Norteamérica y fue introducido entre 1974 y 1975 en dos astacifactorías de Guadalajara y Soria. En la actualidad es localmente abundante en las cabeceras de las cuencas del Duero y del Ebro, mientras que resulta más raro en la mitad sur del país, aunque se conocen localidades aisladas en Guadalajara, Cuenca, Albacete, Madrid, Granada, Teruel y Valencia.