Contra el derrotismo que nos asalta a menudo cuando hablamos de especies invasoras, el caso del visón americano en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas nos dice que tenemos margen de maniobra. Tras años de trabajo esta especie ha podido ser controlada con éxito en el lugar y tesoros vivos como la gran colonia de cormorán moñudo de las Cíes vuelven a estar a salvo.
Por Rafael Romero y Vicente Piorno
Las especies invasoras son sin lugar a dudas uno de los mayores retos a los que se enfrenta actualmente la conservación de la biodiversidad. Casi día a día observamos cómo aumenta su número y área de distribución, a la vez que constatamos el impacto devastador que tienen en las comunidades nativas.
Este problema es una prioridad en la conservación de los espacios protegidos insulares. En ellos, la escasez de competidores y depredadores naturales hace que el impacto de las especies invasoras sea aún mayor. Pero por otra parte, el aislamiento de estos lugares brinda la oportunidad de ofrecer un refugio seguro para la fauna local si los invasores son eliminados.
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