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"Los ganaderos han sido quienes me han enseñado que la coexistencia con el lobo es real"

Grupo de tres lobos utilizados en condiciones controladas para el rodaje de algunas de las secuencias de la película Barbacana, la huella del lobo (foto: Arturo Menor).

Entrevista Arturo Menor, director de “Barbacana, la huella del lobo”

Lunes 01 de octubre de 2018

El pasado 7 de septiembre Quercus fue invitada al pase para la prensa de Barbacana: la huella del lobo. Hemos aprovechado esta oportunidad para entrevistar a su director, Arturo Menor, con las imágenes aún frescas en nuestras retinas de una película llamada a aportar un mensaje potente y a la vez conciliador en favor de la coexistencia entre lobos y humanos.

Por José Antonio Montero



Arturo Menor es biólogo, productor y director de documentales vinculado profesionalmente a Acajú, productora especializada en cine de naturaleza que ya se dio a conocer en 2014 con Wild-Med, el último bosque mediterráneo, dedicado a la biodiversidad de Sierra Morena. Esta nueva película nos propone toda una inmersión en la vida privada del lobo, en su entorno natural y también, cómo no, en la realidad social aparejada. Barbacana, la huella del lobo se proyectará en salas de cine de toda España a partir del 19 de octubre. Será un estreno escalonado, que comenzará en las grandes ciudades, y cada semana se irán sumando nuevos cines en ciudades más pequeñas, hasta cubrir todas las provincias. El listado de salas en las que estará disponible cada semana se difundirá a través de la web http://barbacana.org/ y las redes sociales.

Tras la buena acogida de WildMed, ¿por qué ahora una película como Barbacana? ¿De dónde sale la idea de un proyecto de estas características?

Son malos tiempos para el lobo. Sentía la necesitad de que debía aportar mi granito de arena para tratar de solucionar el conflicto entre lobos y ganaderos del que tanto se habla últimamente. Pensé que lo más razonable era conocer la situación de primera mano, ver los problemas reales que tenía el pastor o el ganadero y saber qué soluciones proponían ellos. Para ello visité distintas zonas loberas y lo que encontré, en la mayoría de los casos, siempre fue lo mismo: no hay conflicto.

Por lo que yo comprobé, para los ganaderos que conocí el lobo era una molestia más, pero no lo veían como una amenaza. Con dos sencillas medidas evitaban los ataques: recogiendo el ganado por la noche y teniendo perros mastines de guarda. Me pareció interesante incorporar esto en una película, para que otros ganaderos aprendiesen a poner en práctica medidas preventivas.

Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.


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