Desde la creación de Ecologistas en Acción una de nuestras prioridades ha sido la defensa de la naturaleza. A veces no tuvimos el éxito deseado, pero también ha habido muchas victorias: hemos evitado que se construyesen embalses, trasvases, carreteras, grandes urbanizaciones, puertos o estaciones de esquí destructivos para el medio natural y hemos impulsado estrategias y planes en favor de las especies amenazadas.
Por Theo Oberhuber, Mª Ángeles Nieto y Santiago Martín Barajas
Empecemos por el principio. En diciembre de 1998, en nuestro Congreso Constituyente, dedicamos nuestra primera acción a Doñana. El último día de congreso realizamos una acción en la sede del partido en el Gobierno de entonces, el Partido Popular, en la calle Génova de Madrid, consistente en descolgar de su fachada una pancarta que alertaba de las amenazas que se cernían sobre Doñana y su entorno, el mismo año en el que se produjo la catástrofe denunciada previamente por las organizaciones que formaron Ecologistas en Acción: el vertido de lodos tóxicos de la mina de Boliden en Aznalcóllar (Sevilla).
Doñana es un buen ejemplo de nuestro trabajo en favor de los espacios naturales. En estos veinte años la hemos defendido del oleoducto de la refinería Balboa, en la provincia de Badajoz, y del dragado del río Guadalquivir en Sevilla, proyectos ambos que sus promotores no han logrado realizar. Hemos denunciado, con escaso éxito, la sobreexplotación del acuífero, el incremento de la superficie de regadíos y el excesivo número de balsas y pozos, muchos ilegales. Nos hemos opuesto con un recurso, todavía no resuelto, contra el almacenamiento de gas natural. Estamos con el proyecto Doñana Revive para la recuperación de la vegetación autóctona tras el gran incendio forestal del verano de 2017. Y seguimos trabajando para evitar la reapertura de la mina de Aznalcóllar, que supondría un grave riesgo para la zona.
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