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Baobabs

Ejemplar senegalés de baobab africano (foto: Stephan Scholz y Arturo Valledor).

Historia natural del género Adansonia

Domingo 02 de diciembre de 2018

Ya sea por su porte o por su forma, los baobabs han llamado la atención de naturalistas y viajeros durante siglos. Son árboles, además, de los que se aprovecha casi todo, salvo la madera, que es de mala calidad. Pero el actual cambio climático amenaza a estos monumentos vegetales, cuyas ocho especies se distribuyen de forma natural por el África subsahariana, Madagascar y el noroeste de Australia.

Por Stephan Scholz y Arturo Valledor



Cuenta una leyenda de los bosquimanos que, cuando el Gran Espíritu reunió a los primeros hombres y animales para dar a cada uno un árbol, la hiena llegó tarde, por lo que tuvo que conformarse con el baobab, el único que quedaba. Enfurecida, lo plantó al revés. En efecto, cuando los baobabs pierden las hojas durante la estación seca, la impresión de árbol puesto del revés, o, a decir de Livingstone, de enorme zanahoria invertida, se hace evidente: un tronco sumamente grueso rematado por una corona de ramas retorcidas y desproporcionadamente cortas. En los ejemplares jóvenes, que no han desarrollado aún el imponente tronco de los viejos, esa impresión no resulta tan acusada.

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