La población del oso pardo cantábrico (Ursus arctos) se estima en unos 300 ejemplares. Una cifra que si bien no aleja suficientemente a esta especie emblemática de la Península Ibérica de la situación de amenaza, es una señal clara de su recuperación tras sus momentos más críticos allá por los años ochenta. Sorprende, para bien, cómo en pocos años se ha pasado de considerar al oso como una alimaña -hasta los años sesenta se pagaba una recompensa por ejemplar abatida- a ser un emblema natural y turístico.
El oso pardo: tras las huellas de lo salvaje, premiado como el mejor documental del Festival de Cine de Astorga en 2018, reconstruye toda esta historia reciente del oso cantábrico, a través de un relato que sigue escribiéndose y en el que tampoco faltan las amenazas en forma de destrucción y fragmentación del hábitat, furtivismo, incendios forestales o cambio climático.
Hay que decir que las imágenes de oso que aparecen en este documental son todas ellas tomadas en el hábitat natural de la especie. Otra interesante aportación de este trabajo son las entrevistas a un buen número de personas implicadas de una manera u otra en la conservación del plantígrado.
El oso pardo: tras las huellas de lo salvaje, producido en 2018 por la empresa Más que Pájaros, forma parte de una trilogía sobre la fauna cantábrica más emblemática que ha salido adelante gracias al micromecenazgo de un buen número de ciudadanos. Este apoyo permitió estrenar en 2016 El secreto del bosque: memorias del urogallo cantábrico y se cerró con Valle de lobos, estrenado en 2019.Jonathan Gil Muñoz
Director de ElGuadarramista.com
Título: El oso pardo: tras las huellas de lo salvaje
Año: 2018
Duración: 45 minutos
Dirección: Manuel Antonio González
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