El seguimiento de poblaciones no estudiadas de loro orejiamarillo y loro de Fuertes en Colombia está permitiendo un mejor conocimiento de ambas especies globalmente amenazadas. Los estudios de campo anticipan que colaborar con propietarios privados puede frenar la pérdida de hábitat de estas especies.
Por María Clara Díaz, Juan Carlos Noreña y Eduardo Soler
Hasta el presente año, los esfuerzos de protección del loro orejiamarillo o aratinga orejigualda (Ognorhynchus icterotis) y loro o lorito de Fuertes (Hapalopsittaca fuertesi) se habían desarrollado exclusivamente en las reservas que la fundación Proaves tiene en los Andes Colombianos (ver Quercus 364, págs. 64 y 65, y Quercus 225, págs. 62 a 64).
Hablamos de dos especies de psitácidos catalogadas como amenazadas a escala global en la Lista Roja de la UICN, la primera en la categoría de “En peligro” y la segunda en la de “En peligro crítico”.
La Fundación Vida Silvestre es una organización colombiana con sede en la ciudad de Pereira. Gracias a una ayuda de Loro Parque Fundación, hemos comenzado el seguimiento de dos nuevas poblaciones de estas especies en los Andes Centrales, una de las tres grandes cordilleras que vertebran el territorio colombiano. Hasta ahora estas poblaciones, que se encuentran fuera de la red de parques nacionales de Colombia, no habían sido estudiadas.
Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.
Autores: Maria Clara Díaz, bióloga por la Universidad de Caldas (Manizales, Colombia), es especialista en relaciones planta-animal y trabaja como consultora independiente. Juan Carlos Noreña, biólogo por la Universidad Jorge Tadeo Lozano (Bogotá), dirige la Fundación Vida Silvestre. Eduardo Soler (gerencia@limonium.org ), ingeniero agrónomo, es director de la consultoría ambiental española Limonium.