La población reproductora de halcón de Berbería en la isla de Tenerife parece estar disminuyendo en favor de otras subespecies de halcón peregrino. Causas de ello pueden ser el impacto negativo de ejemplares de cetrería que se han escapado y el expolio de nidos, lo que hace que sea urgente tomar medidas de conservación efectivas.
Por Beneharo Rodríguez, Felipe Siverio, Manuel Siverio y Airam Rodríguez
El halcón peregrino (Falco peregrinus) cuenta con unas 18 subespecies reconocidas y distribuidas por todo el mundo, si bien la identidad de alguna de ellas, como por ejemplo la referida al halcón de Berbería (Falco peregrinus pelegrinoides), ha sido debatida durante las últimas décadas, puesto que para algunos autores debería ser considerada una especie independiente (1, 2). Sea como fuere, estos halcones se caracterizan físicamente por su pequeño tamaño y por un plumaje pálido en general, con poco barrado en las partes ventrales y manchas rojizas en la nuca (3).
El halcón de Berbería cría en zonas dispersas del norte de África, en una franja que va desde Oriente Próximo hasta Canarias, islas donde el tamaño y distribución de sus poblaciones han aumentado durante las últimas décadas. Así, de unas siete parejas, confinadas a las islas orientales del archipiélago a finales de la década de los ochenta, se ha pasado a más de 140 repartidas por todas las islas e islotes en 2008 (4).
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