El bosque de Mamora (Marruecos), considerado como el mayor alcornocal del planeta, da cobijo a dos especies que forman una sorprendente alianza en época de cría. Primeramente, los alcotanes ayudan a los cuervos a defender el territorio de cría. A posteriori, la rapaz ocupará el nido que usó el córvido cuando quede vacío.
Por Karim Rousselon
El bosque de Mamora, situado en el noroeste de Marruecos, engloba la que está considerada como la mayor extensión de alcornocal del mundo.
Esta enorme superficie forestal se extiende desde las proximidades del océano Atlántico hacia el interior a lo largo de una franja de unos setenta por cuarenta kilómetros. Cubre unas 133.000 hectáreas, de las cuales unas 70.000 corresponden al alcornocal, estando el resto formado por repoblaciones de otras especies, eucaliptos, pinos y acacias fundamentalmente.
Mamora es el hogar de una buena población de cuervos (Corvus corax), que disponen tanto de árboles de buen porte para construir sus nidos como de una amplia variedad de recursos alimenticios, incluidos varios vertederos a cielo abierto tanto en el interior del bosque como en sus proximidades.
Estas condiciones permiten a los cuervos reproducirse de manera prolífica, siendo habituales las nidadas de entre tres y cinco pollos, cuya crianza se extiende entre el 15 de marzo y el 15 de mayo, aproximadamente.
Autor: Karim Rousselon (karim.rousselon@yahoo.fr ) es presidente de la Association Marocaine pour la Protection des Rapaces (AMPR) y vicepresidente para el Norte de África y Oriente Medio de International Association for Falconry and Conservation of Birds of Prey (IAF).
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