Un reciente vertido tóxico ha arrasado la fauna piscícola de un tramo del río Besós, en la provincia de Barcelona. Es un dramático ejemplo de la fragilidad de los ecosistemas fluviales mediterráneos en ambientes rodeados de ciudades y polígonos industriales, cuyo análisis aporta algunas conclusiones interesantes.
Por David Perpiñán, Manel Gómez y Xavier Larruy
En la mañana del 11 de diciembre de 2019 se produjo un incendio en una empresa de disolventes de Montornès del Vallès (Barcelona) que acabó por provocar un vertido de considerable magnitud al río Besós.
El efecto sobre los peces fue inmediato y empezaron a aparecer gran cantidad de ejemplares muertos o agonizando en los seis kilómetros de río por debajo del vertido. Las especies afectadas fueron colmillejas (género Cobitis), barbos de montaña (Barbus meridionalis), anguilas (Anguilla anguilla), bagres (Squalius laietanus) y carpas (Cyprinus carpio).
Más abajo, en los últimos nueve kilómetros de río antes de su desembocadura en el mar Mediterráneo, la cantidad de peces muertos detectados fue menor, en parte por la dilución de las aguas, ya que en ese tramo final al Besós se le unen afluentes, rieras y el agua que sale de varias depuradoras. También hay que tener en cuenta la gran cantidad de aves piscívoras existentes, como por ejemplo ardeidas, cormoranes y gaviotas, que se alimentaron intensamente de los peces afectados o muertos.
Autores: David Perpiñán (info@davidperpinan.com ) es veterinario, naturalista y realizador de documentales de naturaleza. Manel Gómez es miembro del colectivo Montcada Som-Rius y presidente de la Agrupación de Defensa Forestal La Serralada. Xavier Larruy es biólogo y realiza estudios sobre fauna desde hace más de veinte años, mayoritariamente en los ríos Besós y Llobregat.