Un estudio realizado en la orilla portuguesa del Duero internacional demuestra que no todos los muladares reúnen las condiciones necesarias para resultar útiles a los alimoches durante la temporada de cría y evitar relaciones de competencia con otras aves carroñeras.
Por José Jambas
El alimoche (Neophron percnopterus) es un ave estival, necrófaga y rupícola, que en Europa se distribuye por sus regiones más meridionales. Desde mediados del siglo XX, las poblaciones europeas de esta especie han sufrido un severo declive, por lo que su estado de conservación es realmente desfavorable. En consecuencia, cada país ha catalogado al alimoche bajo diferentes categorías de amenaza. En Portugal se considera “En Peligro de Extinción” y solamente se localiza en la franja fronteriza del centro y el nordeste, después de haberse extinguido al sur del Tajo.
El censo ibérico del año 2000 arrojó una población de 83 parejas en Portugal, la mayoría de ellas asentadas a lo largo del Duero internacional, en la zona fronteriza con España. Ese es precisamente el espacio donde el alimoche cuenta con las mayores densidades de toda Europa. Pero las cifras de aquel censo de hace veinte años no se corresponden con las actuales. Ahora sabemos que la población fronteriza, objeto del presente trabajo, se sitúa en unas 120 parejas repartidas entre los parques naturales de Douro Internacional (Portugal) y Arribes del Duero (España). Al margen de diferentes factores de amenaza, la regresión de la especie está relacionada en cierta medida con la falta de conocimientos respecto a su biología y ecología, lo que representa una traba para seleccionar y aplicar las estrategias de conservación más adecuadas.