Un técnico coloca una nasa para la captura de galápagoso exóticos en el Turó Park, de Barcelona (foto: Galanthus).
Los problemas asociados a Trachemys scripta se han trasladado a otras especies invasoras
Lunes 31 de agosto de 2020
Prohibir el comercio del popular galápago de Florida ha abierto la puerta a la venta legal de otras tortugas acuáticas con potencial invasor. Mientras tanto, surgen iniciativas interesantes para que las especies autóctonas vuelvan a los humedales urbanos o periurbanos, como está pasando con los estanques ornamentales de Barcelona.
Por Sergi Garcia, Guillem Pascual, Pau Sunyer, Daniel Escoriza, Dani Boix y Santiago Poch
Tiempo atrás, en los establecimientos de venta de mascotas se ofrecían recipientes que recreaban sucintamente un mar o un lago, con una isla en el centro, un par de palmeras de plástico y una o dos tortuguitas vivas que se comercializaban con el nombre de galápago de Florida (Trachemys scripta).
En España, desde principios de los años ochenta, se han importado centenares de miles de ejemplares de esta especie, seguramente entre uno y dos millones. Paradójicamente, en Estados Unidos, el mercado doméstico de procedencia, se prohibía la comercialización de juveniles para evitar compras caprichosas, pero no en Europa, donde la oferta de galápagos de concretaFlorida era tan grande que atendía sin problemas la demanda, con atractivos precios. Fue un regalo recurrente que normalmente acababa muriendo víctima de la desidia o de la falta de pericia en el cuidado, pues la mayoría de los compradores lo que adquiría no era el animal en sí, sino una pobre ilusión que entraña el polinomio mar, isla, palmera y galápago.