Más de treinta asociaciones, fundaciones, grupos de investigación y entidades diversas del mundo de la ciencia, la cultura y la conservación, han firmado un manifiesto en defensa del emblemático Pinar de los Belgas. Le piden al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que compre esta finca privada y la incorpore al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Entre los firmantes figura la revista Quercus, ya que nunca decimos que no cuando nos invitan a adherirnos a una buena causa.
Estamos seguros de que nuestros lectores entienden y apoyan este gesto, con el que nos unimos a una petición que viene de lejos, ya que las más de 2.000 hectáreas que ocupa este pinar histórico, situado en el término municipal de Rascafría (Madrid), nunca debieron quedar fuera del parque nacional que se creó en 2013. Aunque sólo fuera por albergar buena parte de la gran colonia de buitre negro que existe en el alto valle del Lozoya, en los bosques que se extienden al sur del macizo de Peñalara, el Pinar de los Belgas merecería haber entrado con todos los honores en el parque nacional desde el principio.
El futuro de este monte privado es motivo de preocupación dentro del mundo conservacionista desde que se puso en venta a raíz de la actual crisis del sector forestal y maderero. Dicha inquietud ha ido a más últimamente, tal y como se lee en el manifiesto que hemos apoyado desde Quercus al referirse a la propiedad del pinar: “Esta veterana empresa, que durante sus 180 años de historia, y hasta hace poco tiempo, había ejercido siempre una gestión directa a pie de monte, cuidadosa y ejemplar, ha modificado en los últimos tiempos los métodos de explotación al subcontratar los trabajos forestales a través de una empresa externa que está utilizando maquinaria pesada (autocargadores y procesadoras), y llevándolos a cabo en pleno verano, prácticas que hasta hace poco no eran autorizadas por la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.”
En 2020 el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) anda celebrando su 25 aniversario, como bien recuerda Manuel Oñorbe en este mismo número de Quercus (págs. 80-82). Qué mejor regalo de cumpleaños que incorporar el Pinar de los Belgas, ahora que está en venta, como monte público a la propiedad del OAPN, que ya gestiona las más de 8.000 hectáreas del famoso pinar colindante de Valsaín (Segovia). Desde luego, es una apuesta seria para completar y blindar la protección de una de las masas de pino silvestre mejor conservadas de toda Europa occidental. De paso, podría zanjarse definitivamente la incongruencia de que, a fecha de hoy, el parque nacional mantenga fuera de sus límites territoriales zonas de la Sierra de Guadarrama tan sobresalientes por su paisaje y su biodiversidad. Dado el añito que llevamos, es de temer que las arcas del Estado estén temblando y sean pocos los partidarios de gastarse el dinero en fruslerías. Pero también tenemos ahí mismo los presupuestos generales y la ocasión de destacar una partida para el Pinar de los Belgas.
El siguiente reto, suponemos que más complejo todavía, es garantizar que lo ya incluido bajo la cobertura del parque nacional vaya a ser suficientemente protegido. Hace pocos días el Tribunal Superior de Justicia de Madrid admitía a trámite el recurso interpuesto por Ecologistas en Acción, con la colaboración de la asociación Grama, contra el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, aprobado el pasado 11 de febrero por el Gobierno madrileño. Según estas ONG, el nuevo PRUG dará cabida a actividades y usos económicos incompatibles con los objetivos de conservación, como competiciones deportivas multitudinarias o nuevas edificaciones e infraestructuras impropias de un espacio protegido. No parecen medidas dirigidas a evitar uno de los mayores problemas del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama: su masificación.