Por Alejandra Zarzo, Enrique González-Bernardo, Andrés Ordiz y Vincenzo Penteriani
Dada la actual recuperación y expansión de la población de oso pardo (Ursus arctos) de la Cordillera Cantábrica (1), localizada principalmente entre Asturias y León, así como en Palencia, Cantabria y Lugo, la cantidad de conflictos que esta especie genera con el ser humano también está en aumento.
Este factor puede representar uno de los mayores inconvenientes para la conservación del oso, al influir negativamente en la tolerancia a la especie de algunos sectores de la población, particularmente del mundo rural.
Un estudio reciente de nuestro equipo, el Grupo de Investigación del Oso Cantábrico, ha explorado los daños producidos por el oso sobre las colmenas, el ganado y los árboles frutales -los más comunes en nuestro ámbito de estudio- en los últimos veinte años (2).
La principal motivación del estudio fue analizar si el clima y la disponibilidad de alimento en la naturaleza influyen en el número anual de daños. Además, hemos explorado las diferencias entre años y entre cada núcleo osero (occidental y oriental) de la Cordillera Cantábrica.
AUTORES
Alejandra Zarzo, (alejandra.zarzo@gmail.com), Enrique González Bernardo, Andrés Ordiz y Vincenzo Penteriani forman parte del Grupo de Investigación del Oso Cantábrico o colaboran con él. Este grupo está asentado en la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad, un centro formado por la Universidad de Oviedo, el CSIC y el Principado de Asturias. Tiene su sede en el Campus de Mieres (Asturias) de la Universidad de Oviedo.
Más información:
www.cantabrianbrownbear.org