Parche arrecifal fósil de corales del género Tarbellastraea. Su emplazamiento original, hace unos 8 millones de años, era un pequeño delta en el corredor del Almanzora (foto: Juan Carlos Braga).
Miércoles 30 de junio de 2021
Las depresiones que hoy apreciamos en el Sureste Ibérico fueron antaño fondos marinos. Se formaron en un mar de aguas cálidas, donde prosperaban los arrecifes coralinos. Por eso sus estructuras fosilizadas se encuentran actualmente tierra adentro.
Por Juan Carlos Braga
Uno de los rasgos más característicos del paisaje del Sureste Ibérico es el fuerte contraste entre las sierras, que ascienden rápidamente a grandes altitudes, y las depresiones o zonas bajas que las rodean. Un paisaje, en definitiva, herencia de la historia geológica de la región, reflejada de diversos modos en el relieve. El sureste de España es el territorio más joven de la Península, en el sentido de que ha emergido hace menos tiempo del fondo del mar. El levantamiento de la región, que se conoce en geología como Cordillera Bética, fue por otra parte muy desigual, pues se concentró en los relieves que componen las sierras, surgidas del mar como islas, mientras que las zonas bajas se mantuvieron durante mucho tiempo sumergidas. Un largo proceso que se desarrolló durante los últimos 20 millones de años (Ma), desde el Mioceno hasta la actualidad.
AUTOR
JUAN CARLOS BRAGA ALARCÓN es catedrático de Paleontología en la Universidad de Granada. Sus investigaciones se centran en las algas calcáreas, tanto actuales como fósiles, y en los arrecifes coralinos del Pacífico, Índico, Caribe, Atlántico sur y, por supuesto, Mediterráneo. Ha sido presidente de la Sociedad Española de Paleontología desde 2006 a 2009.