Los métodos cada vez más precisos para delimitar la distribución de la fauna amenazada, gracias a la ciencia ciudadana, dan lugar a revisiones a veces sorprendentes del territorio ocupado por estas especies. En el caso de los loros, 25 especies analizadas, 18 de ellas amenazadas, ocupan áreas más extensas de lo que previamente se pensaba.
Por David Waugh
Puede que usted anhele ver una especie rara de loro en su hábitat natural. Después de varias visitas y mucho esfuerzo todavía no la ha observado ni escuchado. La frustración es comprensible. Puede que su objetivo estuviese presente, pero simplemente tuvo la mala suerte de no detectarlo. O tal vez nunca estuvo en los lugares que visitó porque el mapa de distribución de la especie disponible era inexacto.
Una cartografía lo suficientemente precisa y actualizada de las áreas de distribución no sólo sirve para mejorar las posibilidades de encontrar al loro con cuya observación soñamos. Mucho más importante es que esta documentación es esencial para evaluar el riesgo de extinción y las prioridades de conservación para las especies amenazadas.
AUTOR:
David Waugh (lpf. correspondent@gmail.com) es corresponsal de Loro Parque Fundación.