Alcudia de Monteagud, un pueblo con poco más de 130 habitantes, ha instalado en su antiguo molino harinero un museo que recoge la historia ecológica de la provincia de Almería. Una crónica de los procesos de transformación acaecidos durante los últimos 10.000 años.
Por Juan García Latorre
La España vacía o vaciada no está sólo en Aragón o en Castilla. La mayor parte de los pueblos de montaña de la provincia de Almería ostentan el dudoso privilegio de formar parte de ese conjunto de localidades que están a punto de desaparecer y luchan por su supervivencia. Alcudia de Monteagud, con un censo de 138 habitantes, es una de ellas. Desde 1900 ha perdido el 80% de su población. Se encuentra a 1.010 metros de altitud en la sierra de los Filabres, la gran cordillera que se eleva sobre el desierto de Tabernas y parte en dos la provincia de Almería.
En la actualidad las comunicaciones con la capital son buenas, no tardándose más de 50 minutos en llegar a Alcudia desde el aeropuerto de Almería. Pero es como si estuviera en la luna. Alcudia, al igual que otros lugares de la montaña almeriense, es un pueblo blanco que ha conservado casi intactos el urbanismo y la arquitectura de la Edad Media, lo que le confiere un encanto muy especial. Posee, igualmente, un rico patrimonio arqueológico y etnológico.
AUTOR
Juan García Latorre es doctor en Historia Moderna. Ha compatibilizado su labor como profesor de enseñanza secundaria con la investigación sobre la historia ambiental del sureste ibérico y ha publicado numerosos trabajos de investigación en libros y revistas de España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y China. La labor investigadora la ha desarrollado en su tiempo libre y la ha financiado con sus propios medios. Desde 2019 ha dedicado casi todos sus esfuerzos a la construcción y elaboración de los contenidos del Museo de Historia Ecológica de Almería (MhedeA) en Alcudia de Monteagud.
Correo electrónico: jglatorre2@gmail.com