El cambio climático, que provoca inviernos cada vez más suaves, está alterando los calendarios naturales de la fauna y flora, es decir, sus períodos de floración, reproducción o actividad.
Así se deduce del trabajo de la red de voluntarios y voluntarias que participan en varios proyectos de ciencia ciudadana impulsados por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), radicado en Barcelona.
Ejemplo de ello son los rosales de montaña de las zonas interiores de Cataluña, que han empezado a florecer cuatro o cinco meses antes de lo habitual, algo inédito que han observado las personas voluntarias del observatorio RitmeNatura.