Por Antonio Ruiz Heredia
La Junta de Castilla y León, en una demostración del "complejo de empresa urbanizadora" que padece, publicó en octubre pasado, a través de la Fundación Patrimonio Natural, el concurso público para las obras de "ampliación y mejora" del mirador de La Galiana sobre las hoces del río Lobos, en Soria, por un importe de 296.619,4 euros.
No es la primera vez que la Junta de Castilla y León invierte dinero público en obras de dudoso gusto, gran impacto ambiental y supuestamente "turísticas", que ellos denominan "equipamientos". Ya que en 2005 se permitió asfaltar tres kilómetros del Cañón del río Lobos, llegando casi hasta la ermita románica de San Bartolomé, cerca de la cual se construyeron dos enormes aparcamientos donde pueden entrar hasta autocares.
Boceto del proyecto de ampliación y mejora del mirador de La Galiana sobre las hoces del río Lobos (Soria). Imagen: JCYL.
Ese extraño empeño urbanizador de la Junta del Gobierno regional no solamente se ha venido desarrollando en este espacio natural protegido (declarado Parque Natural en 1985), también en otros. Cabe destacar la gran explanación y aparcamiento llevado a cabo en plenas hoces del río Duratón, en el cual pueden llegar a juntarse varios cientos de personas, en plena época de cría del buitre leonado (Gyps fulvus). Un mirador en el Puerto del Pico, en la Sierra de Gredos; ampliación de senderos y sendas BTT en las provincias de Zamora, León Palencia; más miradores, "adecuaciones" y "equipamientos" en distintos puntos, con un total de casi cuatro millones de euros que muy bien podrían haber sido invertidos en el arreglo de carreteras y accesos a poblaciones donde sí vive gente y que lo necesita. Parece tratarse de una especie de sucursal de la Dirección General de Carreteras e Infraestructuras de la Junta de Castilla y León. pero en malo.
No necesitamos que nos marquen el camino
Los mismos organismos que en nuestro país tienen la labor y responsabilidad de proteger la naturaleza se dedican a efectuar obra pública destructiva. Es una de las fatales consecuencias de haber sido transferidas las competencias de medio ambiente a las comunidades autónomas, cuando dicha labor debería ser prerrogativa del Estado, al no estar ni la naturaleza ni las especies animales y vegetales sujetas a fronteras artificiales.
Dos tramos asfaltados de la carretera construida en 2005 en pleno cañón del río Lobos (foto: Antonio Ruiz Heredia).
El turismo, el senderismo, la exploración y el descubrimiento de lugares de interés geográfico, arqueológico o paisajístico; el gusto por el cine, la colección de sellos, monedas o billetes; la visita a museos, lugares pintorescos, rastrillos e incluso la afición por ir de bares, no deben ser cosas impuestas ni dirigidas. Los ciudadanos, en función de nuestras aficiones, hemos de poder elegir en qué invertir nuestro tiempo libre sin necesidad de ser influenciados, dirigidos ni obligados a nada ni por nadie. A las gentes normales, a las que nos gusta el campo, la naturaleza, la fotografía, la observación de aves, el estudio de la geología y el paisajismo, nos disgustan los "salvavidas", los caminitos bordeados de piedras pintadas de cal, como en los campamentos de la OJE, los "equipamientos" en los espacios naturales protegidos, la urbanización innecesaria del campo, en definitiva.
Señores de la administración, ¿por qué no preguntan antes a la gente? Gracias.
AUTOR
Antonio Ruiz Heredia (antonioruizheredia@gmail.com) es profesor y autor de varios libros sobre ecología, medio ambiente y educación ambiental, dirigidos a monitores, profesores y escolares.