Por Jesús Abad
Recientemente se ha presentado un documento, fruto de una iniciativa ciudadana, en el que se resaltan las potencialidades ambientales de la Ribera del Duero Burgalesa, dándolas a conocer a los municipios y administraciones, desde la Diputación Provincial de Burgos a la Junta de Castilla y León y al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, con el fin de aunar esfuerzos para que todo ello quede plasmado en una figura de protección representativa. La iniciativa ha corrido a cargo de personas, entre ellas varios científicos y naturalistas, residentes en la zona o con vínculos con ella. La estrecha convivencia durante milenios del hombre con la naturaleza en este territorio hace que la figura de Reserva de la Biosfera dentro del Programa MaB ("Hombre y Biosfera") de la Unesco sea la más adecuada para mantener esa armonía, sobre todo en una provincia como Burgos, donde no existe ninguna.
Además del exhaustivo inventario de biodiversidad realizado en base al trabajo de campo y la recopilación bibliográfica, en la propuesta hay una serie de aspectos que se destacan como argumentos para la creación de la Reserva de la Biosfera, que explicamos a continuación.
Contraste paisajístico con variedad de especies
La Ribera del Duero Burgalesa combina elementos geomorfológicos como chimeneas de hadas y cañones fluviales (por ejemplo el desfiladero de la Yecla), con páramos y tierras de labor que se intercalan con bosquetes con una amplia diversidad florística donde una especie destaca por encima del resto: la sabina (Juniperus thurifera).
Ese contraste paisajístico determina la existencia de una fauna salvaje en la que destacan las poblaciones de corzos (Capreolus capreolus), herpetos, quirópteros y aves como aguiluchos cenizos (Circus pygargus), alimoches (Neophron percnopterus) y buitres leonados (Gyps fulvus), habiéndose habilitado para estas dos últimas especies muladares a lo largo de la comarca, en los que también se vienen observando buitres negros (Aegypius monachus).
En la Ribera del Duero Burgalesa las especies asociadas a los medios acuáticos están ampliamente representadas. Los lepidópteros son un grupo faunístico de relevancia en la zona, hasta el punto de haberse creado un oasis de mariposas en Peñaranda de Duero (Burgos) gracias a la iniciativa pionera de la asociación Zerynthia y la voluntad de algunos particulares o dueños de establecimientos turísticos y de artesanía.
Para contemplar toda esta amplia biodiversidad, Caminos Naturales como el del Duero o el del Cid son una buena opción, si bien la mejor de todas es transitar por los Senderos de Pequeño Recorrido habilitados, que harán las delicias de un turismo en auge que cada vez busca más una oferta variada, saludable y sobre todo sostenible, por la que sin duda debe apostarse.
Pero todo este territorio no está libre de amenazas antrópicas que hacen peligrar esa armonía entre el hombre y la naturaleza.
Amenazas de hoy en día
En los últimos tiempos han proliferado macrogranjas en la zona que además de crear molestias por sus olores a los habitantes donde se implantan, están haciendo aumentar la contaminación del agua por nitratos a consecuencia del vertido de purines. Igualmente, la intensificación agrícola en ciertos puntos conlleva un incremento del uso de productos fitosanitarios, si bien van apareciendo algunas iniciativas que pueden dar un plus a los vinos de la Ribera del Duero al empezar a certificarse algunos caldos en ecológico.
Otra afección viene derivada del relleno de antiguas graveras naturalizadas que albergaban una rica variedad de anfibios, así como aves limícolas, anátidas y aquellas asociadas a pequeñas oquedades, por ejemplo aviones zapadores (Riparia riparia) y abejarucos (Merops apiaster).
Al igual que está empezando a ocurrir en muchos espacios naturales de la geografía española, proyectos fotovoltaicos a veces asociados a otros de hidrógeno verde parecen querer modificar la fisionomía del paisaje ribereño, cuando este tipo de fuente renovable podría prestarse muy bien a ser instalada en los tejados de las diferentes naves de ganado, vitivinícolas o industriales que salpican el entorno. Además de la ocupación de suelo, la implantación de estos proyectos fotovoltaicos trae consigo la proliferación de tendidos eléctricos para evacuar la energía generada, pudiendo afectar a aves rapaces y esteparias.
En memoria de Fidel José
Para que perdure lo que tanto ha costado mantener, hay que advertir e involucrar tanto a la población como a las administraciones. Una forma de abordarlo es haciéndoles partícipes de la necesidad de conservar y proteger el territorio y de implantar iniciativas sin impactos ambientales, que puedan coexistir en el tiempo y en el espacio. La figura de la Reserva de la Biosfera propicia este objetivo y a buen seguro hará que los habitantes de la Ribera del Duero Burgalesa perciban su entorno con un sentimiento de orgullo y como base para un mundo rural vivo.
A un buen amigo como el recientemente fallecido Fidel José Fernández (ver Quercus 444, págs. 4 y 5) le gustaría ver que el entorno del emblemático Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega pueda convertirse en un ejemplo de sostenibilidad en el que sus queridos buitres sean uno de los grandes protagonistas.
AUTOR
Jesús Abad es licenciado en Geografía por la Universidad Complutense de Madrid y diplomado de estudios avanzados (DEA) en análisis e interpretación de procesos territoriales. Su familia paterna es originaria de la Ribera del Duero Burgalesa.
Recurso adicional:
Documento propuesta para la creación de un espacio protegido/Reserva de la Biosfera en la Ribera del Duero Burgalesa.