Por CREAF
El 15 de mayo de 2023, la prestigiosa revista PNAS publicó una investigación liderada por la Universidad de Montpellier y en la que han participado el CREAF, el Instituto Catalán de Ornitología (ICO) y el CSIC, que revela que la extensión de monocultivos intensivos es la principal responsable del descenso de las poblaciones de aves sufrido por Europa en los últimos cuarenta años. En concreto, se han reducido un 25% de media, pero el declive se acerca al 60% en el caso de las especies propias de terrenos agrícolas.
En cada país han disminuido de manera diferente según las características de sus prácticas agrícolas. Por ejemplo, las regiones de Europa occidental, donde las parcelas de cultivos suelen ser grandes y el uso de pesticidas intenso, se sitúan entre las más afectadas, frente a los países del este, donde estas prácticas no están tan marcadas. Otro caso particular es la cuenca mediterránea, en la que el relevo característico del terreno ha permitido mantener, al menos en determinadas zonas, un paisaje agrícola en mosaico, con márgenes vegetales y de piedra y cultivos combinados con hábitats naturales, lo cual ha ayudado a amortiguar la pérdida de aves, según explica Sergi Herrando, investigador del CREAF, del Instituto Catalán de Ornitología (ICO) y del European Bird Census Council y uno de los coautores del artículo.
El escribano triguero es una de las aves afectadas por la agricultura intensiva (foto: Aurélien Audevard).
Según este estudio, con la intensificación de la agricultura se ha incrementado el uso de fertilizantes y pesticidas, productos que eliminan los insectos y otros invertebrados del suelo, alimento esencial de muchas aves, "especialmente en la época de cría cuando los polluelos necesitan mucha proteína", comenta Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF y otro de los coautores. Estos productos también contaminan las semillas y, si las aves las ingieren, las sustancias tóxicas se van acumulando en su organismo y pueden llegar a provocarles la muerte. Por otro lado, los monocultivos generan paisajes homogéneos, donde se elimina la diversidad de vegetación, de forma que las aves no pueden nutrirse de plantas y frutos variados o buscar refugio.
Los autores alertan de que esto no sólo afecta a las especies típicas de áreas de cultivo como la alondra común (Alauda arvensis) o el escribano cerillo (Emberiza citrinella), sino también a otras especies que van a los cultivos para alimentarse. Entre ellas, las que tienen una dieta basada en invertebrados, como la golondrina común (Hirundo rustica) o las migratorias de larga distancia, como la tórtola europea (Streptopelia turtur), "en definitiva, la mayoría de las aves comunes", puntualiza Brotons.
Dos ejemplares de ganga ibérica al borde de un camino (foto: Xavier Riera).
El estudio ha analizado 170 especies de aves comunes, observadas en más de 20.000 lugares de 28 países europeos durante 37 años. Según Stanislas Rigal, investigador de la Universidad de Montpellier y autor principal del trabajo "Los resultados no dejan lugar a dudas, no se trata de un problema local, los efectos perjudiciales de grandes cultivos, fertilizantes y pesticidas se extienden en toda Europa. Necesitamos acelerar la regulación de las prácticas agrícolas e implementar modelos más sostenibles".
El cambio climático, el otro culpable
La investigación también ha analizado el peso que tienen en el declive de las especies el cambio climático, la urbanización y los cambios en el paisaje forestal. Los resultados apuntan al calentamiento global como segunda causa del descenso, por detrás de la intensificación agrícola, ya que el aumento de temperatura ha supuesto en las últimas décadas una pérdida del 40% de las poblaciones de aves propias de ambientes fríos y un 18% de las de hábitats cálidos. Herrando aclara que esta diferencia se debe probablemente al hecho de que las especies características de latitudes y altitudes altas están menos adaptadas al calor.
Por otro lado, la urbanización se posiciona como tercer factor para este declive de las aves. El cada vez menor número de zonas verdes y el aumento de edificaciones en las ciudades hace que las poblaciones en zonas urbanas haya disminuido un 28%. Finalmente, las aves típicas de bosque han decrecido aproximadamente el 18%, un dato que contrasta con el aumento de cubierta forestal en Europa durante los últimos años. Según los autores, esto se explica porque los nuevos bosques tienen menos calidad, es decir, han perdido árboles centenarios y la fauna y flora se ha simplificado.
El sisón es una de las especies esteparias que sufren las consecuencias de la agricultura intensiva (foto: Xavier Riera).
"Las cuatro presiones humanas que describimos en el artículo ya han provocado en conjunto un declive de un 25% del total de las aves en Europa. El descenso continúa. Para frenarlo, necesitamos cambios transformadores en las sociedades europeas. Nuevos pactos políticos como la Ley de Restauración de la Naturaleza Europea que se está negociando en el Parlamento Europeo puede ayudar a impulsarlos", finaliza Brotons.
Esta ilustración de la revista PNAS recoge las cuatro presiones humanas causantes del declive de las aves europeas y cuánto han disminuido los diferentes grupos.
Artículo de referencia:
Stanislas Rigal y otros autores (2023). Farmanland practices are driving bird population decline across Europe. PNAS.