Por Salvador Herrando-Pérez
Construir un supermercado, un museo o un estadio de fútbol cambia el comportamiento de la comunidad que vive alrededor de las nuevas instalaciones y atrae a gente de otras muchas partes. Lo mismo ocurre cuando se crea un espacio protegido en la naturaleza, porque a nadie le duele respirar aire limpio o tener buenas vistas desde su casa o un hotel. En España, la urbanización alrededor de parques naturales, nacionales y regionales se ha duplicado desde los años noventa, ya que estos espacios fomentan el turismo y la construcción de viviendas, carreteras y servicios en general.
En África, América y Asia, muchos espacios protegidos son gigantescos y cuentan con el apoyo económico de programas nacionales e internacionales de conservación. La gente percibe la llegada de divisas como una oportunidad para mejorar su economía, de ahí que el crecimiento demográfico de las poblaciones rurales africanas y latinoamericanas se duplicara alrededor de las áreas protegidas en la segunda mitad del siglo XX.