Por SEO/BirdLife
La contaminación por plásticos es un problema creciente en todos los mares del planeta, pero su distribución no es homogénea. Los plásticos tienden a acumularse en determinadas zonas, por efecto de las corrientes oceánicas. Al mismo tiempo, las aves marinas se distribuyen de forma heterogénea, visitando con mayor frecuencia aquellas áreas en las que se concentran sus presas, teniendo en cuenta también la influencia de los vientos. Un nuevo estudio, liderado por BirdLife International y con participación de SEO/BirdLife, ha cruzado la información sobre la distribución de plásticos y aves oceánicas, para ver dónde existe mayor solapamiento y por lo tanto mayor riesgo de interacción.
En particular, el estudio se ha centrado en los petreles y pardelas (proceláridos), uno de los grupos de aves más amenazadas del planeta. Estas especies se distribuyen por todos los mares del planeta, tanto en zonas costeras como oceánicas, y por ello constituyen excelentes indicadores del estado de conservación del medio marino. Estudiar la incidencia de los plásticos sobre este grupo de aves marinas puede ayudar a entender mejor los impactos de esta amenaza sobre el ecosistema en su conjunto.
Una pardela balear posada en el agua junto a una de sus presas (foto: Pep Arcos_SEO/BirdLife).
Varias especies de pardelas y petreles ingieren plásticos con regularidad, sea por confundirlos con sus presas o por ingerirlos a través de éstas. El riesgo se incrementa por el hecho de que los plásticos desprenden dimetilsulfato al descomponerse, la misma sustancia que emite el plancton y que usan estas aves para localizar, desde considerable distancia, zonas de mayor productividad (y, por lo tanto, de alimento). En el caso de los plásticos de mayor tamaño, su ingesta y acumulación puede causar problemas de obstrucción del sistema digestivo, hasta causar la asfixia o inanición, si bien parece ser un problema que afecta a pocos ejemplares. Por otro lado, la ingesta de pequeños plásticos ("microplásticos") es más generalizada y estudios recientes sugieren que podría tener efectos nocivos importantes. Estos plásticos de pequeño tamaño son cada vez más abundantes, pues además de llegar directamente al mar como residuo de algunos productos (por ejemplo, cosméticos), también aumenta su número por la descomposición y el fraccionamiento de los plásticos de mayor tamaño en partículas cada vez más pequeñas.
Las pardelas mediterránea y balear, entre las más afectadas
En total se han analizado datos de distribución de 7.137 petreles y pardelas, de 77 especies distintas. Con los datos disponibles, el Mediterráneo y el mar Negro destacan como zonas de mayor riesgo identificadas por el estudio. Ello implica que las especies propias de esta cuenca son las más expuestas al problema de los plásticos, con la pardela mediterránea (Puffinus yelkouan) y la pardela balear (Puffinus mauretanicus) a la cabeza, ambas amenazadas a nivel global ("Vulnerable" y "En peligro crítico", respectivamente).
Una pardela mediterránea en vuelo sobre el mar (foto: Pep Arcos_SEO/BirdLife).
Fruto de múltiples colaboraciones
El estudio ha sido coordinado por BirdLife International con la colaboración de un gran número de investigadores e instituciones, entre ellas SEO/BirdLife, que ha aportado datos de pardela balear, pardela cenicienta mediterránea (Calonectris diomedea) y pardela cenicienta atlántica (Calonectris borealis). También han participado otras entidades españolas: CEAB-CSIC, EBD-CSIC, Imedea (CSIC-UIB), IRBI y la Universitat de Barcelona. El proyecto contó también con el apoyo directo del Cambridge Conservation Initiative’s Collaborative Fund for Conservation, financiado por la Fundación Alberto II de Mónaco.
Artículo de referencia:
Bethany L. Clark y otros autores (2023). Global assessment of marine plastic exposure risk for oceanic birds. Nature Communications, 14: 3665