Por Equipo del LIFE INTEMARES
El océano es el corazón del planeta. Nuestra vida depende de su buena salud. Produce, al menos, el 50% del oxígeno del planeta y absorbe alrededor del 30% del dióxido de carbono. Además, alberga la mayor parte de la biodiversidad y proporciona alimento de calidad a más de mil millones de personas en todo el mundo. Resulta clave para la economía mundial, ya que se estima que el modo de vida de cerca de seiscientos millones de personas depende de los empleos proporcionados sólo en el sector de la pesca y la acuicultura.
A pesar de los beneficios, el océano se enfrenta a múltiples amenazas generadas por el ser humano, como las asociadas a los efectos del cambio climático, la contaminación, la destrucción y fragmentación de hábitats o la sobreexplotación. El aumento de la temperatura del agua, la acidificación y la desoxigenación del océano son algunas consecuencias directas del cambio climático que ponen en peligro a los ecosistemas marinos. También la basura marina, los vertidos químicos, la explotación insostenible de los recursos marinos o la incontrolable proliferación de las especies invasoras afectan directamente a la salud de nuestros mares y a su biodiversidad.
Ante todos estos desafíos, organismos internacionales alertan de la necesidad de poner en marcha medidas urgentes y coordinadas para garantizar el bienestar de las generaciones actuales y futuras. La Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030), impulsada por las Naciones Unidas, ofrece un marco internacional idóneo para abordar la degradación de los ecosistemas marinos y promover actuaciones para gestionar, proteger y restaurar de forma sostenible los entornos marinos y costeros.
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