Por Ernesto Álvarez y Lorena Juste
El 2 de agosto de 2021 los primeros ejemplares del águila más grande de Europa, el pigargo europeo (Haliaeetus albicilla), procedentes de Noruega, fueron trasladados a Pimiango, en el concejo asturiano de Ribadedeva. Desde entonces hemos liberado 25 de estas aves en la costa oriental asturiana –de los que sobreviven veinte– a través del Proyecto Pigargo, que Grefa puso en marcha con la colaboración técnica y la ayuda económica del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).
La polémica que ha envuelto a esta iniciativa en parte la esperábamos ante la oposición sistemática de algunos sectores conservacionistas a las reintroducciones de fauna, algo que ya habíamos vivido en otros proyectos. Pero esta vez nos ha sorprendido la virulencia de algunas voces críticas, que ha llegado incluso al hostigamiento sufrido por el propio equipo del Proyecto Pigargo.
El inicio del Proyecto Pigargo no fue un “capricho”, mantra que repiten quienes para criticarnos prefieren recurrir más a estereotipos que a argumentos, sino que respondió a la aprobación previa, en 2018, del Listado de especies extinguidas en todo el medio natural español, en el que estaba y está incluido el pigargo europeo. Esta decisión tampoco fue arbitraria, ya que estuvo expresamente avalada por el comité de científicos que asesora al Miteco y a las comunidades autónomas en temas de biodiversidad, el mismo que por ejemplo otorgó protección legal al lobo ibérico (Canis lupus). Y es algo con tanto peso como una normativa estatal, la Ley 42/2007, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, la que insta a promover la reintroducción de las especies extinguidas catalogadas oficialmente como tales, entre ellas el pigargo.
AUTORES:
Ernesto Álvarez es presidente de Grefa. Lorena Juste ha coordinado el Proyecto Pigargo entre 2021 y 2023.