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Conservar la pardela balear: de la información a la biomasa

La depredación por gatos y otros mamíferos, principal asignatura pendiente

Miércoles 22 de octubre de 2014
Única ave marina catalogada “En peligro de extinción” en España, la pardela balear ha sido una gran desconocida. Hoy en día, muy amenazada por gatos y otros predadores en sus colonias
de cría, requiere acciones de conservación más enérgicas. Hasta ahora, los proyectos que
la conciernen han debido centrarse en acumular información, pero el reto actual es
expandir rango y efectivos, es decir, incrementar su biomasa.


Curiosamente, fue en las costas inglesas donde la pardela balear (Puffinus mauretanicus) se describió como perteneciente a una forma distinta a otras pardelas de la región, a principios del siglo XX. El ornitólogo Percy R. Lowe se apercibió de las diferencias existentes entre las pardelas que nidificaban en las islas Británicas y las que aparecían a finales del verano, cuando las primeras estaban de camino al Atlántico sur. Intuyó con acierto que las segundas, más grandes y oscuras, venían del sur. Creyendo que procedían del noroeste de África, las denominó mauretanicus.

Durante muchos años se consideró que todas las pardelas medianas blanquinegras o pardas del Paleártico occidental –y de otros océanos– pertenecían a la especie Puffinus puffinus, diferenciada en distintas formas subespecíficas. Dos eran mediterráneas, P.p.yelkouan, extendida desde la costa francesa hasta las costas de Turiquía, y P.p.mauretanicus, exclusiva de las islas Baleares.

En los último años, coincidiendo con el progreso de la genética molecular, el grupo Puffinus puffinus se ha dividido de momento en ocho especies: la pardela pichoneta (P. puffinus), del Atlántico norte, las pardelas mediterránea (P. yelkouan) y balear (P. mauretanicus), del Mediterráneo, las pardelas de Townsend (P. auricularis) y culinegra (P. opisthomelas), de la Baja California, la pardela de Newell (P. newelli), de las islas Hawai y, por último, las pardelas gavia (P. gavia) y de Hutton (P. huttoni), de Nueva Zelanda.

La similitud en coloración y morfología de las pardelas del grupo P. puffinus ha dificultado durante bastante años el establecimiento de las relaciones filogenéticas y evolutivas. Es cierto que se han hecho avances considerables, pero el debate taxonómico no está ni mucho menos resuelto. Recientemente se han detectado en la colonia de la Mola de Maó, en Menorca, aves con una morfología similar a la pardela mediterránea. Pero no sólo eso: el análisis del ADN mitocondrial de ejemplares de esta colonia indica la presencia de las dos especies. Llama sobre todo la atención que las aves más parecidas a pardelas mediterráneas tengan ADN de pardela balear.

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