Un paraíso natural compartido por Argentina y Chile
Miércoles 22 de octubre de 2014
Situada en el extremo meridional de Suramérica, la Patagonia ha cautivado
a miles de naturalistas desde que Darwin ensalzara su vida silvestre en
el diario que llevaba a bordo del Beagle. En los 150 años posteriores
han sido muchas las cosas que han cambiado, pero todavía es
una región fascinante, con enormes extensiones de terreno,
muy pocos habitantes, paisajes soberbios y una
gran diversidad de flora y fauna.
Sin que sepamos muy bien por qué, hay regiones en el mundo que se han convertido en lugares mágicos, capaces de atraer a viajeros, naturalistas, escritores y aventureros de todo tipo a lo largo de los siglos. La Patagonia es, sin lugar a dudas, una de ellas. A Darwin le subyugaron estas tierras: “¿Por qué las pampas, lozanas y fértiles, no me causaron igual impresión? Apenas me lo explico; pero debe ser en parte por el horizonte que aquéllas dan a la imaginación” (1).
Los españoles tenemos el equívoco histórico de pensar que todos los países americanos de lengua hispana fueron conquistados y colonizados por nuestro país. Pero eso no fue así en muchas zonas, entre ellas las regiones meridionales de Argentina y Chile que se mantuvieron como territorios indígenas hasta finales del siglo XIX. La exploración, conquista y colonización de la Patagonia fue un compendio de fracasos, desastres y frustraciones, culminado por un choque desigual que acabó de exterminar a la mayor parte de los pueblos indígenas.
Hasta mediados del siglo XVIII todos los intentos colonizadores habían fracasado. Dos siglos y medio después del descubrimiento de estas tierras no había ni un solo apostadero español en las costas que van desde el Río de la Plata hasta el estrecho de Magallanes. El rey Carlos III, consciente del peligro que significaba la creciente presencia de buques ingleses, ordenó establecer sendas colonias. Así, en 1779 Francisco de Viedma funda Nuestra Señora del Carmen en la desembocadura del río Negro, la única colonia que existió en la Patagonia durante más de un siglo (2). A los vecinos de esta población todavía se les conoce como “maragatos”, por proceder de Astorga (León) la mayoría de los colonos que la fundaron. De su fortaleza inicial no queda más que un torreón, que se guarda como una auténtica reliquia.
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