Por Fondenex
Lo importante en el Parque Nacional de Monfragüe y para lo que se protegió en 1979 –en aquel entonces aún como parque natural– es su valiosa comunidad de vertebrados, especialmente las aves, y por supuesto su flora y vegetación. Todo en un espacio protegido tiene que estar supeditado a la conservación de sus valores naturales, con una ordenación racional de las actividades que se puedan realizar dentro de sus límites.
Fijar itinerarios sensatos que no molesten a las aves o establecer visitas de acuerdo con los periodos de celo y cría de buitres, águilas y cigüeñas son la quintaesencia de una buena gestión de un parque nacional como Monfragüe. No todo es visitable ni tampoco cualquier época es buena para transitar por determinados sitios. Un parque debe cumplir funciones de educación ambiental, pero la mejor educación ambiental es no causar molestias a lo que se pretende proteger.
AUTORES:
Pedro Romero-Vidal (pedroromerovidal123@ gmail.com) es investigador postdoctoral en la Estación Biológica de Doñana. Sus estudios se centran en el comercio ilegal de fauna, utilizando como modelo a los loros, uno de los grupos de aves más amenazados a nivel global. Álvaro Luna es doctor en Biología. Actualmente trabaja como profesor e investigador en el grado de Ciencias Ambientales de la Universidad Europea.
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